Hace un tiempo escuché a uno de mis compañeros decir que la Proactividad mata. Recuerdo que dejé lo que estaba haciendo y le miré con los ojos muy abiertos. “¿¡Cómo dices!?”. Siempre he sido una defensora de la Proactividad y de cómo esta habilidad nos da la oportunidad de ser responsables de nuestra vida y de nuestras decisiones, de anticiparnos a los acontecimientos y tener iniciativa, así que me pitaban los oídos al escuchar eso. Me sorprendió que además esa frase viniera de un Ingeniero, para los cuales el adaptarse fácilmente a nuevas situaciones, tomarse los fallos como oportunidades de crecimiento y anticiparse a posibles problemas que puedan surgir en el futuro, es nuestro día a día.

Cómo no podía aguantarme, le pedí que me explicara por qué pensaba así, y enseguida comprendí lo que ocurría. “El clavo que saca la cabeza es el que se lleva el martillazo”, me contestó. ¿Qué estaba pasando? El ser Proactivo, adelantarse a los acontecimientos, tomar las riendas de una situación problemática y ofrecerse a solucionarla, le había llevado a una mayor cantidad de trabajo y más responsabilidad, pero no precisamente de una manera positiva.

Hay veces que, el tomar las riendas de la situación, buscar soluciones y auto proponerse para solucionarlas nos lleva a cargar con tareas que no nos corresponden, lo que lleva a muchas personas a elegir estar “en la sombra”, sin destacar demasiado, haciendo el trabajo que corresponde con su puesto laboral y evitando asumir tareas extra. ¿Pero qué coste tiene eso? Perdemos la oportunidad de avanzar, de asumir nuevos retos, de aprender, de destacar, de crecer.

Pese a correr el riesgo de llevaros alguna vez un “martillazo”, os animo a que seáis proactivos. Como acuñó el psiquiatra y neurólogo vienés Viktor Frankl en su obra “El hombre en busca de sentido” (1946), la Proactividad es la libertad de escoger nuestra actitud frente a las diferentes situaciones que debemos enfrentar en nuestra vida. Así que esto no solo aplica a asumir más tareas y hacer más cosas. Esto va de cómo nos enfrentamos a las situaciones, qué actitud tomamos y qué decidimos hacer con lo que está ocurriendo a nuestro alrededor: “Cuando ya no somos capaces de cambiar una situación, nos encontramos ante el desafío de cambiarnos a nosotros mismos”.

 

Cómo saber si eres una persona Proactiva

Tómate dos minutos y respóndete a estas preguntas:

  • ¿Disfrutas tomando decisiones y emprendiendo la acción?
  • ¿Estás dispuesto a aceptar retos y desafíos?
  • ¿Conoces tus fortalezas y tus debilidades?
  • ¿Te anticipas a las situaciones?
  • ¿Te fijas objetivos positivos, realistas y desafiadores?
  • ¿Piensas que los errores son una ocasión para aprender?
  • ¿Superas los obstáculos que se interponen en la consecución de tus objetivos?
  • ¿Encuentras siempre nuevas opciones y alternativas para resolver los problemas?
  • ¿En momentos de crisis eres capaz de actuar rápida y decididamente?

Si has respondido a la mayoría de las preguntas con un sí, ¡Enhorabuena!, eres una persona Proactiva.

 

Cómo ser más Proactivo

Las personas reactivas (aquellas que no asumen su responsabilidad, se resignan y se quejan) tienen pocas opciones de triunfar en esta era moderna. Son los emprendedores proactivos los que mueven el mundo hacia donde se supone que debe dirigirse, mientras que los reactivos se quedan mirando.

Si quieres ser más Proactivo, aquí van algunos tips que puedes utilizar para elegir la actitud que quieres tomar ante la vida y no dejar que te arrastren las cosas que pasen a tu alrededor:

  1. En lugar de reaccionar a lo que ocurre en tu entorno, transfórmalo. Céntrate en las cosas que sí dependen de ti (lo que piensas, lo que sientes, lo que haces… ¡el presente!) y cambia las cosas sobre las que tienes influencia.
  2. En lugar de esperar a ver qué pasa, ve un paso por delante. Prepárate y adelántate a los acontecimientos.
  3. En lugar de dedicarle tanto tiempo a lo que parece urgente, dedícate a lo importante.
  4. En lugar de alejarte de lo que no te gusta, acércate a lo que sí te gusta. Céntrate en lo que tienes y no en lo que no tienes.
  5. En lugar de centrarte en el problema, céntrate en la solución. Si eres proactivo te será más fácil encontrar en la solución ya que, como tú te consideras parte del problema, también serás parte de esa solución.
  6. No veas el problema como un problema, obsérvalo como una oportunidad para aprender algo.
  7. Y, por último, cambia lo que te dices por preguntas que te ayuden a encontrar la manera de solucionar lo que te pasa, por ejemplo:
  • En lugar de decir “No tengo tiempo para hacer ejercicio”, pregúntate “¿Cómo puedo sacar tiempo para ejercitarme y mejorar mi cuerpo y mi salud?”
  • En lugar de decir “Estoy muy cansado”, pregúntate “¿Qué puedo hacer para mejorar mi energía y mi motivación?”
  • En lugar de decir “Nada me inspira, pregúntate “¿Qué haría si supiera que es imposible para mí fallar?”

 

Como dice la psiquiatra Marian Rojas:

“La vida es un drama; tu felicidad depende de tu actitud”.